"
Era de las que rompen los puentes con solo cruzarlos
".


8 de octubre de 2010

Tenía cosquillas hasta en el corazón

Onda se cayó directamente en la cama y allí estaba él mirándola como siempre solía mirarla, como si no tuviera remedio y como si el peor remedio que existiera en ese mundo fuera él. Reía como solía hacerlo ella, a carcajada viva sin mostrar ningún tipo de rubor al enseñar todos sus dientes y ya que estaba su parte más bonita del corazón. Paul se tiró encima de ella quitándole la camiseta de manga corta que llevaba entonces se adentro en su barriga, eso hizo que Onda empezara a reír más fuerte porque era la chica con más cosquillas del mundo, pero a Paul no le importaba hacerla reír aunque eso no fuera lo que él quisiera hacer.

A Paul le encantaba zambullirse en sus olores, Onda se parecía a un bosque lleno de toda clase de flores, frutas y demás plantas que existieran en el mundo desde las más corrientes hasta las más exóticas. Sus olores eran como ella, podías sentir el dulce olor de la vainilla, o el atrevido olor del melón o la acidez de cualquier limón o el soleado olor a coco... Y Onda podía ser todos esos olores en un segundo, eso era lo que adoraba Paul de ella que igual podía ser la cosa más dulce del mundo que igual te salía por las ramas y te la veías colgando de algún rincón de su habitación.

Onda sonrió, se terminaron las carcajadas, él también. Los dos se entendían, los dos se complementaban, y siempre compartían esa chispa de luz en sus ojos...

-Sin lugar a duda te comería mordisco a mordisco, pequeños y sabrosos mordiscos.

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