"
Era de las que rompen los puentes con solo cruzarlos
".


21 de junio de 2008

Oscar Wilde

1854-1900. Dramaturgo y novelista irlandés.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.


Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame.


Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.

No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.


La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse.


No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea.


Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.


Las preguntas no son nunca indiscretas. Las respuestas, a veces sí.

Cínico: un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada.


Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos.

14 de junio de 2008

Celos de amor

Esta contenta por que hacia tiempo que no lo sentía de esa manera.

Volvía a sentirse libre, como aquel pájaro que acababa de echar a volar.

Celos, si eso es lo que había sentido, celos de amor. Aquellos que había olvidado hace un tiempo, aquellos que lloraba todas las noches por no sentirlos. Aquellos sentimientos olvidados, en un cajón que creía haber perdido su llave.

Sentiste que te quitaban algo, que te dolía aquí abajo, en su corazón.

Al principio se enfado, las lagrimas empezaban a asomarse por su cara pero luego sonrió.

Sonrió por que estaba contenta de amar de volver a amar a alguien. Se alegraba de que mañana tenia una razón para levantarse, se alegraba por que ahora podía pasar horas mirando una foto donde salia sonriendo.

Ahora volvía a ser una niña, una niña pequeña que le gustaba las calles, que volvía a encontrarle color a aquella hierba que antes creía grisácea y que se a dado cuenta de que tiene un verde precioso.

Ahora sonríe cada instante, y sueña, si, sueña con volver a ver a su amor, con perderse en sus brazos y no encontrar nunca la salida.

Sueña con esa boca, dulce, despreocupada, joven, atrevida. Le gustan sus ojos esos ojos que hacen que se vuelva una niña y juegue correr, esos ojos que la llevan a su madurez en una milésima de segundo.

Pero sabe por quien va a llorar a partir de ahora, sabe que todos los días se pondrá un perfume diferente pero fresco, como ella misma, fresca y diferente.