El otro día Pierre la desnudó para darle un baño caliente. Él se sintió torpe y ella muy frágil. Se había convertido en una bella (porque aún estando enferma era preciosa o, al menos, a él se lo parecía) muñeca de porcelana con colores pálidos en su cuerpo y huesos frágiles.
Julliete le preguntó por qué no habían tenido hijos, por qué no tuvieron tiempo de tener un pequeño reflejo de ellos dos. A Pierre le hubiese gustado decirle que a él también le hubiese gustado tener uno, pero nunca se lo diría. Hace muchos años que él conoce la enfermedad que padece su mujer y de la alta gravedad que correría si tuviera un parto. Los médicos se lo contaron hace años y él prefirió no decirle nada. Conocía a su mujer y sabía que hubiera dado la vida por aquél pequeño que nunca tuvo.
La pluie ruisselle le long des fenêtres comme les enfants pleurer.
7 comentarios:
qué triste...
un besooooooooo!! :)
:O
pobre Pierre.
Pobre Pierre y pobre Julliete. Qué injusto es el mundo a veces. Muás!
sin palabras, el relato es hermoso y trizte a la ves
per què els tens que matar a tots??
Ver morir a alguién que amas ha de ser fatal, pero sentir que te mueres y le causas tanto sufrimiento lo ha de ser también.
A veces, solo a veces, creo que un niño no sería tan mala idea, un poco de ti en este mundo.
Un beso, muy bello.
Pobrecita Julliete, cuando los huesos se te vuelven frágiles ya no queda nada por hacer.
pd: dile a Pierre que la cuide mucho.
¡miau!
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