¿Y tú?

Nadie te lo había dicho nunca tan claramente, nadie nunca te propuso contestar esa pregunta.

Puede que nadie se interesara o quizá la gente piensa que todos tienen lo mismo que ellos.

Pero ella me lo dijo, me lo dijo sin sonreír sin hacer que todo parezca más simple cuando no lo es. Cuando a la pregunta solo tiene una respuesta. ¿Pero tú te lo pasas bien con ellos? Pero hay cosas en que no hace falta contestar porque puede que si hubiera estado en otro lugar me habría echado a llorar, pero en momentos los ojos lo dicen todo.

Fue lo último que dije sin palabras. Las cosas están cambiando, si lo siento, puede que solo sea la esperanza, pero yo se que hay algo.

¿Sabes? Me gustaría salir un sábado a las ocho y volver un domingo a las tres de la mañana sin saber a que puerta vivo. Riéndome con aquellos que conozco y con los que no. Bailar hasta odiar de nuevo los tacones y puede que también enseñarme a bailar. Probar una bebida de color azul y escupirla por su (mal) sabor.

Tampoco es tan difícil, tampoco es tan extraño. Pero el mundo gira, me caí y todavía no encuentro el momento de levantarme.

¿Y si vuelvo a caer?
Te volverás a levantar
Es muy fácil decirlo...
¿Piensas pasarte toda la vida a ras de suelo? Ahí solo hay lágrimas que te ahogarán.

Un sábado

Tiene sueño pero no el suficiente para una noche de sábado después de echar un duro juicio con si misma y como siempre echarse a llorar por haber perdido.
Busca en su minúscula biblioteca algún libro que le haga vivir por algún párrafo y aunque ya lo ha leído más de tres veces no le importa leerlo una cuarta.

Y desconecta.
Y sueña.
Y piensa.
Y imagina.

Le gustaría estar en otro momento pero ahora le toca vivir esto, escuchando música triste y lenta dejando ver un par de solitarias lágrimas.
De repente se le cuela una sonrisa recién fugada de su corazón, por suerte (quizá) era la misma que el otro día esa que sin necesidad de cerrar los ojos aparecía.

Mi cabeza vuela lejos. Se va. Se despide. Y me gustan tus fotografías, me encantan, porque tienen magia y me gustaría preguntarte si alguna vez pensaste dedicarte a éso.

Déjalo, es mejor que me acueste.

No hace falta que lo jures,
nunca se me dio bien
enamorarme de alguien
nunca acierto con mis apuestas

La llevas

Demasiado niñas querían ser todas, demasiado querían retroceder, demasiado aunque solo sean pocos años.
Una le da una palmada a la otra "Peste" le dice una a la otra. ¡Oh!, me echo a reír sin ningún sentido. Cuanto tiempo sin hacer esto, sin echarnos a jugar a una tontería sin sentido.
Echo a correr detrás de una porque esta vez la llevo yo, pero siempre he sido muy torpe y opto por tocar a ése que no se ha enterado de que va la historia hoy.

- ¡Uve! Que no es trampa, he dicho uve yo no pago

Todos miran por las ventanas a el colegio de al lado, quisieran ser niños como ellos pero ahora solo los imitan.

Y pienso en aquella frase que un día leí ¿Sabes cuál es la diferencia entre una niña y una mujer? Que a menudo una intenta ser la otra. Pero esta vez cuál éramos nosotras, ¿la niña o la mujer?

Secreto

Secreto es aquello que no dices
Secreto es aquello que te callas
Secreto es aquello que prometes
Secreto es aquello que te cierra
Secreto soy YO

-Confías demasiado en mi

-No, solo lo suficiente

-Lo suficiente para no escuchar a los demás

Un amor de esos viejos

Estaba sentada en su mecedora de siempre. Se balanceaba poco a poco sin prisas, marcando los segundos en cada balanceo. Su cara llena de arrugas que marcaban experiencias de la vida, porque ella tenía mucho que contar, mucho que decir. No tenía ningún máster ni siquiera terminó la secundaría, pero sabía mucho más de lo que cualquiera pudiera imaginar.

Llevaba un anillo dorado en su dedo anular, se escondía debajo de su mano izquierda las dos encima de su falta larga oscura, con unos zapatos viejos y unas medias altas color carne. Tenía unas piernas fuertes demasiado para su edad. Sintió como Onda, la perra, rascaba la puerta alegre. Ella sonrió y dejó ver unos ojos brillantes, como si apareciera de nuevo esa joven de tez dorada y rizos alegres y vivos.

Él no abrió la boca, ella sabía que estaba detrás de ella. La abrazó como hacía tiempo por peleas no lo hacía, sintió como si ese muchacho de 15 años volviera. Pero ahora entre ellos dos no quedaba el amor, el amor se termina, las mariposas un día abandonan su casa y echan a volar, pero ellas ya no hacen falta, porque después del amor siempre queda algo más fuerte entre ellos dos algo que hace que cada mañana quieras despertarte, algo que hace que valga la pena estar quince horas seguidas trabajando si con eso podrás ser feliz con tu otra mitad.

Encuentro mostruos de todos los colores debajo de mi cama

-Eres una miedica -grita el desde la otra punta de la calle, yo me escondo dentro de mi, no quiero que la gente me vea. -Lo ves! Tienes miedo a todo, tienes miedo a lo que diga a lo que piense, tienes miedo a esa mujer que no conoces de nada.

Y vuelve a tener razón, da un pleno al 15 en dos segundos y yo me muero por dentro. Me gustaría plantarle cara, porque se que se sentiría satisfecho de mi si empezara a gritarle diciéndole que no soy una miedosa, que no le tengo miedo al mundo simplemente, no tengo ganas de discutir.

Pero se que terminaría perdiendo porque el bien sabe, que siempre escribo en tercera persona para no tener miedo de mi misma.

Me siento en el suelo esperando a que venga a por mi, esperando a que me de ese aire fresco para atreverme a todo. Se acerca lento sin prisas, arrastrando los pies para que yo note su presencia cada vez más cerca.

- Cada noche intento no mirar debajo de mi cama por si hay algún monstruo pero nunca consigo dejar de hacerlo, porque cada noche encuentro a uno distinto. El miedo corre detrás de mi y por mucho que lo intente siempre me coge.

Me abraza, me abraza por dentro y por fuera, y ahora es cuando pierdo el miedo cuando se queda a unos cuantos metros alegado de mi dejándome ser feliz por instantes. El mismo instante en que busco un nuevo sabor en la boca de mi acompañante, en la boca del único que miraría debajo de mi cama si se lo pidiera.

Quien fue

Lo buscabas como un drogadicto busca su chute cuando las cosas vuelven a ir mal, como si eso fuera a cambiar las cosas, lo buscabas esperando una señal de vida. Pero era como buscar una aguja en un pajar, te sonaban letras, puede que alguna historia, pero era como buscar un 5.º piso en Madrid que la última vez que tu fuiste había un rosal.

Tú nunca has tenido buen ojo para buscar esa aguja, pero andas por pálpitos, por caminos que te llevan a otros, y montañas rusas que suben y bajan. Pero por suerte siempre te engañas dos veces para seguir con el buen camino.

¡Click! Sueltas las palabras correctas, como en el cuento de Alibaba.

Pero ahora ya no se llama igual se cambio de nombre, y vas buscando, páginas se cargan y van abriendo una y otra, hasta encontrar otro lugar otra página, y quedarte en shock porque con otra cara, con otro nombre te volvió a hacer soñar (o sentir) unas palabras que te cogen el corazón esas palabras que ella contaba donde las palabras rozan la piel y sangran el alma, era el cuento para irte a dormir, porque prefería sus cuentos antes que el de las princesas, pero ahora solo piensa en aquel diciembre y busca algo en sus ojos.

Un plan B

Eres imbécil niña! Que más te hubiera dado quedarte en casa, por lo menos por la tarde hubieras salido un poco a dar una vuelta por las mismas manzanas y por la noche alguna cosa mala echarían por la televisión. Pero no tú querías ser la estrella y subir allí arriba y claro... después pasa lo que tu bien sabes CAES, por que cuando más arriba hayas soñado estar más dolorosa será la caída.

Hubieras tenido que hacerle caso al plan B, aunque te hubieras ido a cenar sola, por que era mejor sola que no que el lobo viniera a cenarte como plato principal

Game Over

Y no se porque lo hago si yo fui la primera en gritar que nadie me quisiera, no quise ningún amor, ni siquiera el de ir a tomar un par de copas al bar de siempre. El mundo se enfada conmigo yo me enamoro de él. Me enamoro tarde, cuando ya no hay nada que hacer, cuando él decide vivir sin mi y yo no puedo vivir sin él.

Después de vivir en un mundo paralelo ya no puedo volver al mismo punto en que lo deje. Esto no es una redacción de lengua en que cuando te aburres la continuas y cuando te cansas la tiras a la papelera.

Salir de este juego es lo más fácil que hay el GAME OVER es muy fácil de hacerlo aparecer en pantalla, pero sé que pronto se olvidarían de mi, pronto sería un poco menos que un recuerdo oscuro y frío, un recuerdo que no estaría nada mal olvidar.

Cuentos tristes y macabros

Que poco te dura a ti eso de sentirte una pequeña estrella, porque tú querías destacar un poco (no) necesitabas más. Caminabas por la calle bien recta sacando pecho porque el miedo te lo comías tú hoy con patatas.
Pero tus cuentos son de los que nadie cuenta a los niños, por que nunca tienen un buen final, tus cuentos son macabros y tristes, y claro, esta excepción no iba a romper la regla. Quizá si él hubiera venido te hubiera dicho que hoy ibas mona sin necesidad de ir ebrio.

Intentas hablar con la de tu lado de algo pero como te vuelvas a poner a hablar del tiempo te darás un bofetón tu sola. Pero terminas por continuar sonriendo a la gente y recordando no poner una cara triste por si alguien te pregunta, aunque lo dudas mucho.

Y esperas ahí de pie, con bastante frío para la ropa que llevas pero tú no lo sientes, lo que más te encantaría hacer en estos momentos es sentarte en medio de los dos coches y hacer servir los pañuelos que cogiste secando lágrimas.

¿Por qué la gente normal le encanta beber si luego saben que no se acordarán de nada y se arrepentirán de sus payasadas? Hay que ser muy normal para entenderlo

Eran ellos

Yo sabía que eran ellos, se sentía a mis dos kilómetros de distancia lo que había entre ellos dos era pura magia, fue como si los conociera desde siempre, como si cada mañana me despertara a desayunar con ellos dos. No tardé ni dos segundos en exclamar "¡Mira!, son ellos".
Y allí estaba ella como siempre, con metro de altura y caperuza roja dejando mostrar sus bucles marrones y luminosos. Él como siempre encantador, quizá más seductor que la última vez, pero el mismo pelaje oscuro.
Sabía lo que hacían allí, escapaban de los mitos, querían vivir su propio cuento y les dio por cruzar el océano hasta aquí.
Quise sacarles una foto, un recuerdo, aquello era como cualquier otro cuento suyo, pero este lo podías sentir más de cerca, podías sentir las risas jóvenes y valientes de ella y los aullidos enamorados de él, demasiado bonito para estropearlo con una foto y se descubra su secreto.

Y giras la cabeza cuando te mira

Esta vez no iba a hacer, lo tenía claro. El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero ella no. En su "transformación" también había cogido un poco de ella, un poco de la femme fatale. No tenía la mejor compañía, pero estaba allí y no era el momento para ponerse a reflexionar sobre eso, sabiendo que iba a perder. Lo había visto antes de que él hiciera como si no existiera, le encantaba la ropa de hoy (muy elegante y sexy, para su gusto) y si hubiera sido un poco antes se hubiera pasado la tarde mirándole, pero esta vez no, a ella no le tocaba tirar la toalla.

Y hacer como si te divirtieras aunque estés riñiendo con una sinrisa, y sentir durante tres largos segundos una mirada en la espalda intentando averiguar a que cojones juegas esta vez.

Te vas alejando y empieza mi cabeza a lanzarte una serie de cumplidos e insultos que nadie los entiende. Y cuando las esperanzas están perdidas aparece él con sus mejillas siempre sonrojadas de un color melocotón y su pelo deshecho, que puede que haga que se pierda más rápido.

Vamos a jugar a mi juego
todos tienen las mismas normas
pero esta vez no cojo el papel
de ángel de la caridad