"
Era de las que rompen los puentes con solo cruzarlos
".


18 de septiembre de 2010

Un día te diré basta y dejaré de respirar

Madamme Juliette sabía vivir sin aire, lo comprobé la semana pasada cuando vi que Paul se marchaba de su casa por la ventana trasera. Todo el mundo sabía que eran amantes, amantes bipolares.. Ellos nunca lo admitirían pero se amaban con locura. Aquella mañana mientras Paul se metía entre las malezas de su jardín Julliete aguantaba su respiración en la habitación donde todavía olía a su amor pero que también podías sentir la humedad de las lágrimas que habían derramado cuando Julliete le dijo a Paul que no iban a verse más, que se olvidara de todo, que se olvidara de los jueves a las ocho y treinta y seis de la tarde, porque ella ya no iba a estar más. Era mejor así, Julliete lo sabía. Ahora aunque su cabeza no lo sintiera su corazón le estaba pidiendo a gritos que fuera hacia él y le dijera que no quería que se fuera.

Julliete sigue sin respirar y nota como se hace pequeña, estúpida y pequeña, intenta escuchar a lo lejos los pasos de Paul abandonar su jardín y saltar por la verja. Entonces fue cuando Julliete se convirtió en la piedra que se hizo añicos.

3 comentarios:

.A dijo...

al respirar.. propongo ser quien ponga el aire..

Katua dijo...

Siempre se lo llevan todo cuando se van, sabes? Es algo que se vuelve irremediable

Juyou dijo...

hacerse añicos duele demasiado, duele estar rota y duele pegarlos uno a uno hasta que vuelven a su sitio... pero alguna vez vuelven a su sitio?
:)