"
Era de las que rompen los puentes con solo cruzarlos
".


31 de diciembre de 2009

Tranquilo no te voy ha echar de menos

Diciembre se va como se van todos los meses, o quizá como solo se va diciembre. Se va diciembre se va un año, otro más como el pasado. No, como el pasado no, imposible. Porque diciembre es un burlón sinvergüenza que te resume todo el resto del año donde tu piensas para que he vivido yo todo esto si tú ahora sólo quieres darme un breve resumen de lo que fue. Pero diciembre siempre fue así, un fin, un adiós, un no volveré nunca más. Tranquilo no te voy a hechar de menos. Porque te odio, porque odio este año, por que odio el 9, porque odio que me la robaras, porque odio la manera en que lo hiciste, porque odio que pasen los años, porque odio que me trataras como nada, exactamente como si yo no fuera nada. Por eso odio este año. Mientras este año se a dedicado a joderme todos mis momentos yo he podido sacarle la lengua solo he podido salir del agua. ¿Y sabes que?, no realicé ninguno de los propósitos que tenía para éste año que está terminando, ninguno, porque yo no soy de un propósito si hay oportunidad se hace y si no no se hace.

Pero pronto terminará todo esto dentro de unas horas, otro año empezará y aunque estoy segura de que esta vez no será de las primeras cosas que vea se que esta vez va a salir bien, de que este año va a estar bien, porque aunque el siempre nos quedará París se ha fugado siempre quedará otro lugar donde ir y otros sueños que cumplir, porque a una soñadora es imposible quitarle sus sueños,  porque estoy segura de que esta vez va a salir bien, llamemoslo intuición


Si 2009 me dijera...
un libro diría Bambolines de Àngel Gregori, porque esta mujer me llegó al corazón
una película diría Romeo y Julieta
una canción Grita de Jarabe de Palo
una frase «Julieta se conforma con Paris» nunca habría sido un éxito.
un día 22 de junio o 6 de agosto
un sabor Amargo, como el café por eso tuvo escasos momentos dulces pero los tuvo
una persona my "sister", porque con ella todos los años deben de ser mejores que los anteriores
una sonrisa la de mis tres pequeñas princesitas Irene, Carla, Naiara.
un momento mi antigua clase de matemáticas, con todas sus conseqüencias

26 de diciembre de 2009

Lo bueno de la navidad es que se puede comer chocolate caliente a las ocho de la tarde

Las cosas cambian dice la gente, pero no, es el tiempo que pasa y nos aleja del mundo. Hoy quería contarte algo, como en los viejos tiempos, como cuando te acercabas a mi y nos poníamos a hablar sin más. Pero ahora sólo suelo contar historias para chiflados sacadas de aquello que cubre mi alborotado cabello castaño.

Escucho canciones un tanto viejas y leo a tragos largos libros imposibles. Por un segundo más me acuerdo de él, de como sin querer un escalofrío recorre mi cuerpo con sólo un suave roze de nuestras manos. Siempre dulce, como lo es él. Creo que está cambiado, creo que estos últimos meses le han jodido como me lo han hecho a mi, creo que está saboreando el sabor a tierra y eso no me gusta, me corroe por dentro. Pero no entiendo como los demás no se dan cuenta, como los demás no le ven como va siguiendo a la gente en busca de algo que siempre ha tenido y que ahora le a desaparecido. Es tremendamente fácil saber que es lo que siente, se le nota en los ojos y en su forma de reír, ahora ya no ríe a veces con la cabeza agachada disimulando, si no que no ríe, y sin querer me está matando.

Dicen que la navidad es felicidad, así que por lo que más quieras empieza a sonreír o me tocará hacerte payasadas y a mi lo de convertirme en niña sólo se me da bien cuando hace buen tiempo y con esta lluvia que se me mete por los calcetines de rayas quitan la sonrisa a cualquiera.

Siento escribir estos textos tan feos
Pero creo que esta navidad me está sentando muy mal
Espero traeros algo más bonito el año que viene
Al menos hay gente que sigue haciendo imágenes preciosas

23 de diciembre de 2009

La estrella más grande del cielo



No todos los días cumplen años las estrellas más grandes, pero es necesario que día a día las cuides y les hables desde aquí abajo. Es bonito ver como un reflejo de ellas te cubre y aunque no la puedas tocar sabes que está a tu lado callada, sonriendo, mirándote de reojo y riendo tus patochadas. Eso es lo que tienen las estrellas que son como ángeles de la guarda y aparecen cuando más se les necesita, como arte de magia, con la magia que hay dentro de ellas. Y junto a ellas todo desaparece se esfuma y sólo encuentras esa chispa de felicidad que hay en los buenos momentos.

Y mi estrella por ser simplemente mi estrella, es la más grande del mundo y tiene aquí una personita (que la pobre no llega ni para persona entera) que le gustaría escribir lo más bonito para ella pero solamente hace que repetirse una y otra vez diciendo que ella es lo mejor. Pero una de sus cualidades es querer a la gente y preocuparse continuamente por ellas, es más o menos como una segunda madre pero mejor porque con ella también puedes hacer todas las pallasadas que te apetezcan y terminar las dos riendo.

Pero te acuerdas de: las noches con M&M's , o las fotos ogcuras, o nuestra adicción al cloroformo, de que había que tener al menos una foto nueva todas las semanas o sino se te echaba bronca, nuestras intenciones de ir secuestrando gente, nuestro socio, nuestro vicio a 3msc perdona si te llamo amor crepúsculo y todo lo romántico que se nos cruce por delante, nuestros días de locura y de cosas que si ahora lees mucho sentido no encuentras, nuestro vicio a las collejas (creo que tengo secuelas y todo), lenguas, muchas lenguas, todas las noches había algo que contar alguna situación disparatada, nuestra hippy furgo, mi amor pancho, la foto de las lenguas... 


Felicidades a mi estrella Vicky

21 de diciembre de 2009

à. dice:
No nos abandones
H. dice:
nunca ;)


Hay promesas que se rompen en el mismo momento en que se dicen


Todavía hay señales de que aquello existió y de que puede que hoy esté igual pero quizás con un poco de todo aquello dentro de mi.

18 de diciembre de 2009

C'est la vie!

Amor, no hay Dios que te entienda. Es que a mi o me pones un mapa o llamamos al 112, porque a mi me estás cansando. Te quedas mirandome en las esquinas esperando algo, incluso me coges del brazo como si yo tuviera la culpa, como si fuera la única en el mundo que tuviera el don de salir a saludarte, y es que ahora me da igual lo que hagas porque yo no voy detrás de ti como un perro, simplemente porque tú no eres él, así que déjate de payasadas y dime lo que quieras que te diga o no te hagas el enfadado conmigo. No entres por la puerta detrás de mi y cuando estés a tres metros de distancia me preguntes que "que maldita asignatura me toca", porque a las ocho de la mañana mi humor no está para chistes malos.

Pero cuando al fin parece que te olvidas de mi, que no existo, que desaparecí en combate o mejor dicho que el que desapareciste fuiste tú.Me miras a mis espaldas cuando yo me giro para verlo a él, y tienes tan poco disimulo como yo, eso tengo que reconocerlo. Lo siento, se que todo esto no es justo pero C'est la vie!

Y por desgracia siento tener razón, y justamente hoy que sabes que no es mi día, que al abrir la ventana el mal humor de las nubes se me a pegado en la piel.
Gris demasiado gris, y frío, como si fuera frío polar.

Tan sólo se me cuela tu nombre...
Cuando el cielo está gris...
Y está lloviendo...
Lloviendo otra vez..

Pereza-Está lloviendo.

16 de diciembre de 2009

Que sepas que quererme no te va a servir de nada


Miranda estaba sentada encima del muro balanceando sus pies con la mirada perdida en el cielo. Más abajo apoyado en un árbol se encontraba Fran, tenía veintiún años y miraba a Miranda como no se deben mirar los primos, y más si ella tenía trece años. A decir verdad Miranda no aparentaba tener la edad que tenía, era muy madura era incluso más madura que él.

Para Fran ella era su lugar secreto, donde sabía que se podía esconder sin miedo a que nadie le regañara. Miranda tenía el cabello corto de color caoba  y los ojos verdes que encajaban perfectamente con el sonrosado de su piel. Sin querer Miranda desvió su mirada y se encontraron, como acto reflejo se formó una fina burbuja donde todo lo demás dejaba de existir. En realidad Miranda no era su prima, él sólo era solo el novio de Victoria, que al contrario que Miranda ella siempre le estaba rechistando todas las cosas. Él siempre fue un buen amigo, aún antes de ser pareja él ya rondaba su casa haciendo carantoñas a la pequeña Miranda, cuando tenía una mirada frágil.

Miranda le sacó la lengua allá arriba y con suma gracia dio un salto tirándose encima de Fran. Con buenos reflejos éste la cogió en volandas haciéndole cosquillas, cosa que desataba por completo su escandalosa risa infantil. Siempre terminaban igual: cayendo al suelo, riendo, acercando sus edades poco a poco.

– ¿Cómo sabes que estás enamorado?
– Tienes que sentir cosquillas en la barriga y que el tiempo empiece a ir muy rápido hasta que lo detienes.
– Yo no quiero que el tiempo vaya rápido entre nosotros dos. Así que no te empeñes en enamorarme.

11 de diciembre de 2009

Tenía el rostro más hermoso del mundo y no le tenía miedo

Caminaba lentamente cogida de su mano, a pesar de que aquello estuviera lleno y todos hablaran a voces un escalofrío tenebroso recorría mi interior, tenía miedo, mucho miedo más de lo que había tenido en mi vida. Esperaba que algo cambiara y un par de ojos oscuros se clavaran en mi cara y vieran que yo no debía estar allí. Era un pasillo larguísimo de paredes altas que hubiera jurado que tocaban el cielo, aún así en medio no había techo y es por allí que esas nubes azul claro daban luz a aquello. Nos sentamos a un restaurante al final del pasillo, mientras estaba allí me acordaba de los libros de historia en la época medieval medieval aunque si hubiera atendido esos días en clase podría explicar que características tenía todo aquello. Nos sentamos en unos taburetes redondos y sin respaldos. Yo hablaba y hablaba sin parar, tenía miedo que aquel chico de ojos azules y pelo rubio, cuyo rostro todavía sé de quien se trata, se sentara entre tu y yo. Me reía de tu risa y me sentía en una nube de esas que son esponjosas, pero tu no te soltabas de mi mano. Nunca caí al precipicio, nunca dejaste que me pasara nada. Se que tú no tenías miedo, algo dentro de mi me dice que tu también eras lo mismo que los otros, pero a ti no te tenía miedo, tu eras mi paz particular. Comimos una cosa que me parecía muy asquerosa, era algo verde y viscoso que aunque parecía ser una hoja de lechuga con tomate a rodajas aquello era mucho peor. No te dije nada, parecía que era tu plato preferido, pero al parecer no teníamos secretos y echaste a reír al ver mi cara. Aquel muchacho de ojos azules también hablaba con nosotros y por supuesto, tambien no se avergonzó cuando empezó a burlarse de mi.

Cuando por último quise besarte desperté, y ahora no me preguntes ni quien eras ni como era tu rostro, no lo recuerdo, no recuerdo nada de ti y sé que nos amábamos con locura.