Irene tenía el cabello negro carbón, su piel olía a leña recién cortada y aún así a Irene le repugnaba el frío.
En realidad lo que a Irene no le gustaba era la humedad, aborrecía llegar a casa con los pies y los dedos de las manos fríos, porque aún después de ponerse calentita y que su abuelo le encendiera el fuego seguía teniendo frío y los pies mojados.
Hacía años que Lana, la gatita de color blanco que maullaba cuando le encendía el fuego, había muerto sepultada bajo una trompada de nieve. Irene estuvo llorando durante toda esa noche con las manos ensangrentadas a causa de rebuscar entre la nueve durante horas.
Desde entonces Irene no sale de casa los días de invierno y Nube tiene que ir a traerle comida y hacerle tostadas con mermelada de melocotón. Ahora su cabello es blanco como la nieve y la humedad se le mete en los huesos impidiendo que se mueva de su mecedora vieja que chirría cuando alguien se balancea.
5 comentarios:
yo me voy a hacer unas ahora, que es la hora de la cena!!
feliz finde!!
...tostadas :)
Wooow !
sin palabras eh y al foto transmite !
qe buen texto eh
Saludoos
♥
Seguro que las tostadas siempre la animan :)
Woooooo... ¡qué guay esta entrada! Mierda, la gatita murió. ¡Y yo que te iba a pedir que me la presentaras! Bueno, ¿y si me presentas a Nube?
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