La pequeña Nube siempre fue un desastre, desde siempre que anda por la calle a tropezones y cuando está en el suelo hace una sonrisa inocente, y es que Nube nunca estuvo quieta en ningún sitio. El otro día mientras bajaba del coche casi la atropelló una furgoneta blanca, el conductor empezó a gritarle, y pienso que para su corta vida no parece tener muy buenos humos, pero Nube en lugar de bajar la cabeza refunfuñaba bajito y le gritaba como una histérica diciendo que ella no tenía la culpa de que estuviera ciego y no viera a la gente que cruza.Yo iba detrás de ella riéndome, ella siempre está sacando sonrisas, días como aquellos valía la pena tenerla cerca para alimentarte un poco de su buen humor y vi como el resto de la gente la miraba intrigada, Nube siempre fue así de especial.
Me ha preguntado si un día de estos la acompañaré a la Luna con Gus, yo le he preguntado si allí hace frío, lo ha dudado pero al final ha decidido que me hará un abrigo de lana para cuando vayamos a la Luna. Después la he ayudado a preparar galletas en forma de luna, desde que le dije que mi abuela ya no podría hacerme nunca más se ha empeñado en que al menos no olvide su sabor.
Irene


