Llevaba unos tacones de aguja que dolían los pies de sólo verla, yo nunca llevé tacones prefiero unas deportivas para echar a correr cuando menos te lo esperes. Era de esas chicas de llevaban pitillos y el cabello desteñido, comía un chicle rosa haciendo burbujas de vez en cuando haciendo un ruido que estropeaba el ambiente.
Era más alta que yo, con mi metro cuarenta solo le llegaba al comienzo de su barbilla, y su chulería seguía siendo más borde que la mía. Era de esas chicas que te miraba con asco, chicas dueñas del mundo y que no llegan a ser ni dueñas de ellas mismas. Pero Charlotte era distinta.
Charlotte hablaba en español con un toque de inglés, aunque ella nunca había ido a Inglaterra me dijo que eso le daba un punto de exótica. "Si tuviera la piel oscura hablaría con un toque de africano pero con mi piel blanca casi translúcida lo mejor son los toques ingleses". Un día Charlotte me dijo si quería ser una chica como ella, de esas que no tienen miedo a las alturas yo le dije que no que con esos tacones nunca podría subir a los tejados a jugar con Mila. Pero Charlotte si que sabía subir a los tejados con tacones de aguja y subir a los columpios a mirar las nubes.
6 comentarios:
no se si me gustaria conocerla
:)
sabe hacer demasiadas cosas...
nunca pienses que todo lo que has visto es lo mejor que sé hacer
Charlotte es increible, pero me gusta más las deportivas.
Un poco sobrada Charlotte, me gustan otras.
Yo conozco a una Charlotte a la que le dan miedo los tacones de aguja. Un día te la presento.
(un mimo
en la nariz)
Todos conocemos a alguna Charlotte....
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