Querido tú:
Hoy cuando me he levantado me he acordado de mi precioso polo norte. Allí todo es distinto de aquí, allí el frío no te encoge el corazón, allí todo es natural, irreal, fantástico, diferente... Existe tribus de gente como Albus se hacían llamar Nivis, ella es como tu dirías una especie de hada elfa, su piel es blanca con unos ojos grises claros donde cuesta diferenciar el blanco de sus ojos con su iris. Las mujeres suelen tener el cabello largo y dorado, y los días de sol empiezan a brillar; los hombres, lo llevaban corto y del mismo color. Son tribus de día por la noche hay quienes dicen que se esconden debajo de la nieve, ya que como yo usan pieles de osos polares. Albus era una gran amiga mía, era la que mejor cazaba gaviotas, ya que era todo un espectáculo verla despegar sus alas en el cielo. Tenía un aspecto a la de las mariposas pero más colorida y con líneas mejor definidas, sus colores dependían de la personalidad de cada uno. Albus tenía colores como el púrpura, naranja y azúl oscuro. Sus alas podían medir dos o tres metros y aunque tenían un aspecto frágil eran más afiladas que los colmillos de cualquier oso.
Al contrario que los Nix estaban los Calîgo ésta gente sólo salía de noche. Yo no solía reunirme mucho con ellos sus rostros me daban miedo aunque tuvieran el corazón más caliente de todos los que estábamos allí. Tenían ojos de gato y el pelo era rojo, corto y con cada mechón señalando una dirección. Vestían con pieles de cualquier animal que encontraran y como los primitivos llevaban tótems colgados de su cuello. Eran los más salvajes de allí ya que al cazar iban en grupo hasta el fondo del mar allí revolvían lo todo hasta encontrar alguna orca de grandes dimensiones, luego pasaban varios meses antes de volver a comer. Cuando andaban por tierra siempre iban acompañados de lobos, los trataban como si uno más fuera entre ellos. Una vez me rompí la pierna derecha y fui a su cueva de hielo, ya que ellos poseían los mejores remedios y tenían buenos curanderos como Lupus, al que nunca se me ocurrió mirar a la cara. Su rostro aparentemente joven tenía 67 años cuando le conocí, la parte izquierda de cara carecía de mejilla, una orca más salvaje de lo normal le dio un aletazo y lo estampó contra unas rocas que había, hay quienes dicen que como pensaban que había muerto lo dejaron allí y días después lo vieron volver a casa. Ese día vi que también se podían comunicar con los lobos, aunque mantenían unas cortas conversaciones.
Ya ves que allá es todo diferente, aún así yo siempre preferí el polo sur porque allí el frío no lo es todo. Allí es donde nací, donde crecí y donde me escapé. Allí nada es tan salvaje y lo único frío que dejé allí es mi corazón y al parecer alguien se lo está llevando al lado del fuego.
La Amante Bipolar
3 comentarios:
wau! com mola la entra!!
esta super xula, en serio!
m'agrada molt...
aixina que naixcuda en el polo sur eee, no sera en el cercle polar?? juas juas no se, va pegat per ahi
ale boniqueta, que estic en una conversa interesant en el PRV...
adios!!
Creo que he estado contigo en el Polo Norte, mientras leía.
Me ha encantando...
es como si hubiera estado en una nube.
Un besazo!
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