"
Era de las que rompen los puentes con solo cruzarlos
".


29 de abril de 2010

Diario del monstruo que hay debajo de mi cama

La otra noche, con luna menguante y con la ventana abierta metí la cabeza debajo de la cama. Hacía tiempo que me encontraba restos de pelo naranja y verde por mi habitación y estaba segura de que no era de nadie que conociese. Unos ojos grandes y redondos de color violeta me sonrieron. Intente dar un grito pero entonces me llevó hacia sí. Aquel espacio reducido se convirtió en una casa que tenía tacitas de té en el armario de la cocina. Aquél ser enorme era el terrorífico monstruo inquilino de debajo de mi cama. Sus colmillos eran enormes y amarillos, tenía unas garras que me hubieran despellejado en cuestión de segundos y su tamaño era el doble que el mio. El monstruo de debajo mi cama movió su brazo derecho y yo me asusté protegiéndome con las manos.
Cuando abrí los ojos me estaba ofreciendo una galleta con pecas de chocolate y caramelo.

El monstruo no hablaba pero entendía muy bien lo que sentía, estaba segura que me escuchaba hablar en sueños y ahora que me acuerdo, no he tenido muy bonitos estos días.

Me dió un abrazó y me marché.

Los monstruos de debajo mi cama no son tan terroríficos como cuentan.

 Esta tarde hemos quedado para tomar un café espero que no se olvide que yo siempre los tomo con dos terrones de azúcar.

26 de abril de 2010

¿Y si corro a la velocidad de la luz lograré desaparecer?

21 de abril de 2010

El Sr. Diavolin

La Amante Bipolar se sentó al borde de la bañera y con los pies metidos en el agua los movía lentamente. De pequeña siempre le habían gustado las sirenas pero nunca se metió muy al fondo del mal por si venía uno de esos tiburones que salían por la tele los sábados por la tarde justo antes de beberte el vaso de leche y meterte al agua de nuevo.

Cierra los ojos y se encuentra en pleno agosto a las doce del medio día mientras los pececitos se meten entre tus piernas y te rozan con su cuerpo resbaladizo. A la Amante siempre le dieron miedo los peces cuando se ponían de esa manera, ¡eran tan maleducados! Ahora que lo piensa se parecían al señor Diavolin, el señor Diavolin bañaba toda la alfombrilla de la entrada de casa y cuando hacía tiempo que no te veía se ponía a olfatearte como si fuera un perro. Era de color rojo y cuando se marchaba lo dejaba todo empapado y lleno de escatas, en realidad era un buen hombre, pero a ella la sacaba de sus casillas.

Abre los ojos y vuelve allí en aquella tibia agua que poco a poco se enfría como la cena que cada vez se chamusca más. Se desliza del escalón hasta dentro de la bañera y mete la cabeza, ojos, cabellos, nariz..., todo dentro del agua. Le gustaba tener los oídos taponados, porque entonces podía escuchar sus vocecitas interiores y decirles que no gritaran tanto que un día la iban a dejar sorda. Entonces empezó a reír y acompañada de las miles de burbujas sacó la cabeza del agua.

17 de abril de 2010

Suicide boy

En mi viaje a Siberia encontré al chico suicida. Era un hermoso muchacho de piel color nueve, nada extraño en aquellas terras, que día sí día también lo veía tirarse del pico de la montaña hacia abajo. La primera vez que lo ví me asusté, llamaba a la gente para que fueran a rescatarlo aunque supiese que su cuerpo ya yacía sepultado en la nieve. Pero nadie hizo nada. La abuela Zazú me tocó la cara y con sus viejas manos me tranquilizó, aquella mujer tenía poderes mágicos. Curaba a la gente con unas cuantas hierbas de por ahí pero a cambio ella tenia que soportar vivir con todos los males.
Me fui a tomarme una taza de té caliente cuando me encontré con el chico suicida. Se sentó a mi lado y sin tiempo a preguntarle nada empezó a hablar.

-Lo hago todos los días, pienso en toda mi vida y entonces salto. Estoy torturado a no poder morir, veo a todo el mundo nacer, crecer y morir, me enamoro de muchachas que poco a poco se van marchitando y yo sigo igual. No puedo morir por alguien y menos por amor. Aunque me tire todos los días nunca puedo llegar a morir aunque mi corazón hace tiempo que se suicidó

13 de abril de 2010

Usted mató a su marido

- ¿Sabe qué señora Newtman? Creo que su marido no se suicidó, lo mataron. Y no solo que lo mataron sino que usted lo mató, estaba harta de él. Le regalaba joyas y noches en un balneario, los dos solos, cuando llegaba a casa siempre le tenía la cena hecha y besaba como Dios sabe qué otro hombre la pudiera besar la mitad de bien que él... 
Nunca le decía que no, siempre estaba a sus pies dispuesto a tener que hacer de perrito si usted se lo pedía y eso la mató viva. Porque no podía decir que no le quería, que lo odiaba, que tanto cariño la mataba... Quería hacerse la mujer maltratada por su hombre ricachón que los sabados salía de putas y no volvía hasta el lunes por la mañana. En realidad, usted tenía un amante uno que no le llamaba no solo porque su marido la pudiera encontrar sino uno que le daba igual si usted moría o no. Por eso mató a su marido, para decirle que eso lo había hecho por él, en realidad usted se estaba convirtiendo en su marido. Quería amar y que le amaran pero no le bastaba su marido, porque él podía amar sin que le amasen.



Y volví, pero volví como quien sale de un purgatorio para entrar en el infierno

7 de abril de 2010

Partí a Siberia hasta el martes (para más información envía ositos polares)

Cogió sus cosas y marchó a Siberia donde los corazones se congelaban y dejaban de latir. Le había dicho que no la dejara, que le sacara media sonrisa al menos una vez por semana, pero no lo hizo.

Entonces partió a Siberia en el tren de medio día, siempre salía cuando el Sol estaba en su cenit. Llevaba unas gafas grandes negras que le cubrian parte de su cara, arrastraba una maleta azul y verde en su mano derecha y en la otra sostenía el pasaje para subir a aquel tren. Debía tomarse unas vacaciones, volvería pero no sería hasta el pròximo martes cuando tuviera alguna historia que contar, ahora ya no tenía de esas. Ya no amaba al mundo como antes le tenía recelo, le dañaba la luz del Sol, y las amantes aparte de ser buenas deben de aprender a amar y dejar ser amadas.

Miró atrás, las nubes empezaban a encapotar el cielo, necesitaba irse de allí a Siberia. Porque horas antes cuando vio al chico del salvavidas decidió bajarle la cabeza e ignorarle, porque ella también podía hacerse parecer interesante aunque no lo fuera.

Se sentó al autobús ansiosa por encontrarse un kutup ayıları (buscad en el traductor vagancios!! :-P

Y a Amanda nunca le molestó decir que iba desnuda

Amanda dice:
Voy sin pantalones
Rdl dice:
¿Te vestías?
Amanda dice: 
No, me apetecía ir sin ellos. Es divertido tener la piel de gallina.
Rdl dice:
¿Y sujetador?
Amanda dice: 
Haha haha, que incomodidad.
Rdl dice:
Me gustaría estar a tu lado, no soy incomodo.
Amanda dice:  
A mi me encanta que me imagines, eso es más cómodo que tener que moverme.
Rdl dice:
Eres todo un encanto, ¿De dónde sales?
Amanda dice: 
Del mismo infierno

Y no mentía

5 de abril de 2010

Mañanas primaverales con sabor a chocolate con risas

-Vuelves a hacerlo
-¿A hacer que?
-A llorar.
-No estoy llorando.
-Sí que lo haces, pero sin lágrimas.

Entonces Lucía lloró de verdad. Hace días que necesitaba llorar, pero la gente te mira extraño cuando lloras e intenta consolarte diciéndote que te pasa aunque a veces eso empeore las cosas. Lucía abrazó a Andrés que miraba al cielo encapotado de aquella mañana de primavera.

-¿Quieres un chocolate caliente?
-Pero bien cargado de chocolate.

Se secó las lágrimas y de un salto se incorporó encima de la arena, Andrés saltó encima de ella haciéndola caer encima de la arena. Y las lágrimas desaparecieron con toda su angustia dejando paso a sólo una sincera risa. Porque si no hubiera llorado su risa no hubiera sido tan alegre.