"
Era de las que rompen los puentes con solo cruzarlos
".


31 de agosto de 2009

Por esa razón ya no vive soñando, por la misma razón que ahora se empeña en vivir

Ella con sus ojos color miel tan particulares se sentó en su lado y esbozó una tímida sonrisa. Y como siempre sin venir a cuento, mientras todos estaban callados mirando las estrellas ella empezó ha hablar como si nada.
¿Sabes?, yo fui una de esas locas que vosotros os burlabais de ellas, de las que imaginan su mundo aparte, de las que viven encerradas dentro de su burbuja sin ningún motivo aparente. La clase de persona que podría tener lo que quisiera, pero un día cayó y no se supo levantar. Entonces como una tortuga patas arriba empezó a patalear durante días hasta encontró algo mejor, algo que nunca le haría daño, su imaginación.
Muchos te ayudan a levantarte pero no, tu dices que estás tomando el sol para que nadie sospeche nada. Pero ya no vives, tu vida se apaga, ahora solo está tu imaginación.
Pero un día alguien se sienta a su lado y te cuenta a la oreja su mayor secreto, y en lugar de decirle que eligió mal te levantas para esta vez contarle tú tu secreto.

Hoy día del blog le doy las gracias a Julia por haberme recomendado en su blog.
No dudéis en pasaros por ahí, seguro que encontráis algo que os sorprende.
Y muchas gracias a todos los seguidores y comentaristas
gracias también por empeñaros en vivir

27 de agosto de 2009

En un click

Hay momentos en la vida en que algo en nuestra cabeza hace "click" y todo se entiende, todo ese tiempo perdido se llega a comprender, un momento en que afirmas que "lo esencial es invisible a los ojos". Las historias que tú imaginaste durante noventa noches y escribiste cien días resulta que le han cambiado el protagonista, incluso los extras han variado. Tus malditas mariposas que querían revolotear dentro de ti habían sido robadas a alguien que realmente sí lo había vivido.

Y es de las pocas veces en las que no te importa borrar tu nombre en típpex porque sabes que encima de él va ha haber alguno que quede mejor, alguno que de solo verlo las lágrimas empezarán a resbalar. Pero aunque los actores cambien el contexto es el mismo, y yo nunca supe escribir finales felices.

21 de agosto de 2009

Cartas para ti

Pongamos que me enamoro de ti, recuerda que estoy hablando hipotéticamente, y te beso así sin más, como si fuéramos amigos de los de siempre de los de toda la vida. No, mejor, pongamos que te beso en la boca y no de los que siempre me das para hacerme callar, sino de los de verdad, en el que yo te beso esperando a que tu me contestes. Como cuando llamo al telefonillo de tu casa y Duna se pone ha ladrar como una histérica, creo que lo hace desde que me conoce eso se lo debió quedar prestado de mi. No se si me terminas de entender, pero esto es muy fácil, es como si yo ahora de repente te digo Te quiero, no pienses en los te quieros que te escribo siempre cuando estamos hablando por el chat ni cuando me voy de vacaciones que me abrazas como un oso hasta que intento decirte que me sueltes porque terminas por ahogarme.

¿Me estás entendiendo?, mejor dejémoslo, pero creo que es mejor que ya no me des besos en la boca, ni que me llames a las seis de la mañana para hacer el tonto diciéndome que es que no podías dormir, no me escribas que soy la mejor de el mundo en mi agenda y me la llenes de estrellas para que pida deseos. Quiero que todo esto termine porque es lo mejor, siempre es lo mejor.

Yo no puedo ser tu amiga, es que no me sale.

19 de agosto de 2009

Comprenez le français?

A Amanda le encantaba desnudarse a las nueve y treinta y tres minutos de la mañana, cogía su café recién echo y cuatro galletas redondas -las mismas que le compraba su abuela para merendar- luego casi sin querer salía a su amplia terraza y se sentaba en una silla adorando esos primeros rayos de sol que querían quemar su cara blanca.

Su cuerpo era pequeño, no aparentando ni por asomo sus desastrosos veintitrés años. Hacía dos meses que se había mudado de casa, de gente, de gustos incluso de forma de hablar. Aquí nadie la entendía y a duras treces ella se podía habituar al maldito francés que tan mal se le daba, cuando su asistenta le decía "Bounjour ¿Ça va?" y ella solamente asentía con la cabeza viendo que eso complacía a la mujer.

Desde su terraza nadie la podía ver, y lo que más le gustaba, es que ella si que podía ver a los demás creyendo que nadie los ve. Por lo menos desde allí sabía que no vería a nadie que un día amó tanto y ellos dejaron de amarla.


Elle vit dans un monde loin de la réalité, elle voulais être un peu plus de courage dans ce qui était toujours . Je t'aime

18 de agosto de 2009

Historias desde la inmortalidad

Una vez me dijeron que las fotografías no envejecen, que quedan sepultadas en un mismo instante que no variará por mucho que el tiempo intente hacerlas cambiar, porque una foto muere en el mismo instante que es tomada pues momento es irrepetible, un segundo no puede ser eterno por siempre, y menos si quiere ser apodado por Felicidad.

Y aún así yo no creo en eso, lo que muere y a la misma vez sigue vivo son las palabras de un texto escrito, los sueños narrados en verso y en prosa. Las mil fantasías que cuenta alguna joven e inexperta poeta enamorada de algún amor imposible. Quedan ahí suspendidas en el aire haciendo que aunque ese amor desaparezca cuando vuelvas a leerlo vuelva ha ser ese amor adolescente.

11 de agosto de 2009

Marta

Ana miraba desde la ventana a la pequeña Marta jugar con el agua. Ella adoraba a su pequeña niña menor, la amaba con todo su ser. Marta no era una niña especial, era mejor que todo eso, era un tesoro, era todo lo bueno que le falta a la gente. Era pequeña, regordeta, con una gran sonrisa que hacia relucir sus dos perlas marrones y con sus indiscutibles rasgos que la hacían parecer más infantil. Con sus catorce años de edad adoraba ir al colegio a hacer nuevas amistades. Tenía ganado a toda la gente del barrio que ella siempre saludaba y contestaban con un "buenos días, princesa".

Su padre Aaron hoy terminó más pronto de su trabajo y salió corriendo alegre por poder acompañar ese día a Marta a la playa. Esta continuaba jugando con las muñecas e inventando sus fantasias.
Ella corría por la arena feliz disfrutando del mar y de su gusto salado. Y cada dos por tres llamaba a su padre "Papá, mira que hago" decía dándose un chapuzón. Un momento que vio que su padre no la miraba le llamó.

―¿Papá?
―¿Qué?― dijo todavía sonriente
―Te quiero
―Yo también. Marina se escondía un poco lejos de ellos, con lágrimas en los ojos, viendo todo aquello que la niña podía dar de si misma y que nunca lo podría dar. Porque siempre se quedaría como una simple niña de seis años aunque tuviera veintitrés.

No le pude cambiar el nombre a mi Musa :)

9 de agosto de 2009

Voyage express

Necesitaba irme. Necesitaba sentir un nuevo aire mucho más seco en mi cara, la humedad de estas tierras hacen que mis huesos se contraigan y atrofien. Un lugar en donde buscar nuevos árboles que crezcan entre rocas, que aún de vuelta sigo sin entender como pueden sobrevivir.
Por supuesto necesitaba alejarme de ti y de tu dulce aroma. No ir por las calles como un perro policía buscándote cómo si mi vida fuera detrás de ti. Un poco de libertad, de ver más allá, de reír de nuevo, bailar, saltar y volver a reír para acabar.
Estaba cansada de soñar y no poder vivir, me empeñé en vivir de nuevo y en saltar tan alto que pudiera tocar el cielo con la punta de los pies. Y cuando por fin choqué con la realidad, la que me veías salir corriendo cada vez que se acercaba hacia mi, la encontré más hermosa que nunca debe ser que llevaba los labios pintados de color carmín dibujando una sonrisa.
Es muy propio de mi salir corriendo, así que no te sorprenda que no te enteraras de todo esto, solo es un viaje, una experiencia, una ilusión y no hace falta ir muy lejos para encontrar aquello que dabas por perdido. Todo esto es muy obvio.

5 de agosto de 2009

La loca y el príncipe

Marta cogió a Marcos de la mano mientras corría en dirección a la Gran Vía.

―¿Te acuerdas de todo esto?― le preguntó Marta mostrándole el paisaje.

Marcos atónito a las extrañas cosas que decía Marta negó con la cabeza.

―¡¿Cómo no puedes acordarte?!―rechistó ella― Aquí es donde nos conocimos. Yo salí de un taxi libre dejando ocupado mi sitio. Llovía a cántaros y yo bailoteaba bajo la lluvia, tú como un elegante caballero me tendiste tu mano para que la posara sobre la tuya. Me acompañaste con tu paraguas a una cafetería abierta y nos tomamos el mejor café de la ciudad. Te conté que me había escapado de un psiquiátrico, recuerdo que allí estaban todos locos, entonces sonreíste y me dijiste que eras un príncipe pobre, que lo único que tenías era dinero.
»Esa noche hicimos el amor hasta el amanecer.

Marcos refunfuñó. Tenía una expresión cansada. Marta siempre quiso imaginar un mundo mejor, uno de esos donde no se hubieran conocido a causa de demasiadas noches ahogando recuerdos y penas en alcohol

―Marta...
―¿De verdad que no te acuerdas?― saltó ella con gracilidad desde los escalones de un portal.
— Estás loca— dijo con un suspiro.
— Mientes—afirmó—Yo pinto de rosa el sol y de verde el cielo y el mundo sigue funcionando porque le importa una mierda que juegue con él mientras que ellos quieren verlo todo tan real que se olvidan que vivir es una simple fantasía en que un día les despertaran de ella.