"
Era de las que rompen los puentes con solo cruzarlos
".


24 de junio de 2009

Por mucho que lo negase el no era bueno, las leyes así lo decían, él robaba ♥

Llegó a casa con el corazón todavía en un puño. Aquella noche no había sido nada fácil y eso que él ya lo tenía bastante asumido todo aquello. En la vida aparte de vivir también hay que aprender a subsistir, y aquellos no eran buenos tiempos para el que tenía poco.

El trabajo era el mismo que siempre: entrar, coger, salir. Siempre el mismo esquema, sin mirar detalles, sin prestar atención en cuanto valioso es el objeto para la persona. Todo lo que brillaba equivalía a una comida y él era lo único que deseaba en esos momentos.

Entró con el mismo modus operandi, escalaba por el rellano hasta llegar al balcón que conducía a la habitación de la niña pequeña. Hacía unas semanas que examinaba sus pasos. Era una familia de clase media-alta, con una mujer arrogante y sin sentido del humor que nunca permitía dejar a su hija más de cinco minutos en el parque. En cambio el hombre era un bonachón de cara redonda y ojos claros, jefe de una de las empresas más valiosas y quizá la vergüenza de su padre.

El trabajo era fácil, diez minutos entrando, veinte cogiendo y cinco para salir. Pero falló, debe ser que el sueño profundo no es tan profundo como los médicos dicen y sin darse cuenta la pequeña de cabellos oscuros y ojos marrones estaba detrás de él temblando y llorando en silencio.

Era la viva copia en miniatura de Nadia. Y, hubiera sido más fácil terminar con la vida de la pequeña con un simple golpe seco en la cabeza blanda, pero él no era ningún asesino. Se acercó a ella a sabiendas que no iba a gritar. La abrazó, con sus brazos fuertes, intentando sofocar sus lágrimas, después la llevó a su cama y arropándola le dio lo único que conservaba de su Nadia (su pequeña Nadia, la loca y enana hermana pequeña) una pequeña muñequita de tela.

Y desapareció por el mismo lugar que entró, como un peter pan un poco más ladrón.

Ella no iba a hablar, por muy pequeña que fuese ella era imposible resistirse a aquellos ojos azules llenos terror y al mismo tiempo ausentes de amor. Porque la pequeña se enamoró rotundamente de aquel que un día le robo algo más que sus colgantes.

23 de junio de 2009

Reían sin parar además de desafiar las leyes de gravedad

Ojalá pudiera explicarte lo que siento en mi interior con unas míseras palabras que no hicieran daño a nadie. Pero resulta, que aunque te contara lo más bonito de estos años tus lágrimas saldrían del presente para quedarse en tan solo recuerdos. Porque todo lo que nos ha pasado no se puede decir madurez para mi es algo mucho más fuerte. Alguna cosa que te oprime el ánima y te hace recordar... desde cuando tenías una mirada libre de problemas hasta ahora que, con no mucho más pecho, puedes llegar a reflexionar sobre las cosas; sin embargo, tu sonrisa ahora es más leve continuas siendo aquella niña que a veces continuaba vistiéndose con dos lazos en la cabeza.

Y desde mi ventana mis lágrimas caen porque sé que pese a las promesas de volveré para veros por el corredor al final terminan todos siendo otro recuerdo para el olvido. Hay muchas despedidas a lo largo de esta carrera, y lo que todos creen que es más fácil resulta ser lo que más dolores de cabeza esta causando.

A mi lado se unen al llanto estrellas que se manifiestan contra mi soledad porque cada una de ellas son cada nombre que he conocido en esta pequeña carrera.

Y, yo, te vuelvo a repetir que ojalá pudiera volver atrás a aquella puerta de donde creí que estaba sola y resultó que aquel lugar era donde más iba a alimentar mi alma.

19 de junio de 2009

Entre gritos desaparece la chica formal

Era lo que le tocaba ser en esos momentos. Una loca adolescente gritando y por supuesto riendo a carcajadas va de paquete por la carretera principal.

Le grita (su alteración difícilmente la deja hablar) que no le gustan las motos, que las odia, que en su vida no habrá subido a más de cinco o seis. Él hace el desentendido con una sonrisa maliciosa, se gira hacia ella y la mira pícaro.

La motocicleta empieza a moverse rápido de un lado hacia otro y ella, agitada, grita lo que en estos años de chica formal no ha echo. No se fija en los coches que pasan por su lado mirándola mientras grita como una loca, que por suerte no pasa nadie conocido por ella. Ella ama su vida y cree que cincomilseiscientoscinquentayocho días todavía es pronto para morir.

A él parece que no le molestan sus gritos, si le molestasen ya se habría calmado como un auténtico caballero, le está gustando este juego. Y mientras ella continúa diciéndole que mire hacia delante, él, evidentemente, la ignora contestándole que él es el que mejor toma las curvas de la ciudad. Suspira, rezando por no subirse nunca con aquel que peor las lleve.

El destino termina igual como ha empezado con una parte horrible porque su madre la ha visto en la moto con alguien que ella no conocía y con otra bastante buena y es que su madre no la ha visto cuando estaba gritando como una posesa.

Cuando baja de aquellas dos ruedas envenenadas de velocidad patalea por la situación traumática que la ha echo pasar. Algo dentro de ella le dice que otro día volvería a subir de nuevo.

Y entretanto se oyó por la calle que la primavera se marchaba de casa.

15 de junio de 2009

The fairy tale don't exist for she

Coliué ya no lloraba cuando Arturo le pegaba. Puede que ja no le doliera sus amargas palizas a los moratones anteriores, o puede que Coliué no tuviera ya ni siquiera motivos para llorarle a Arturo.

Coliué no lloraba, pero Patricia sí. Patricia lloraba con cada golpe seco que Arturo daba, como si le diera a ella misma sacaba toda su ira desde su habitación dando golpes a la pared y sacando lágrimas oscuras. Patricia se iba quedando fea como Coliué, a pesar de su joven edad en su cara ya se podían distinguir oscuras ojeras, cara cansada y envejecida.

Coliué se había escapado hace mucho tiempo ya, cuando Patricia cabía en su bolso y ella todavía tenía fuerzas en las piernas para correr 10 millas sin pararse a mirar atrás. Participó en desfiles, portadas, revistas, anuncios... pero fue demasiado bonito. Arturo volvió y como si de un perro se tratase la historia se llevó a Coliué por su melena. Esa noche se quedo sin lágrimas, mirando el ventanal que daba al mar dónde cuando se escapó llevaba a Patricia a correr sobre él para que le recordara que era una sonrisa sincera y dulce, pero ella sabía que nunca más lo iba a volver a cruzar.

Ahora su piel era pálida casi translúcida, sus ojos oscuros. Llevaba tres años sin saber que significaba un rayo de sol. Se reía cuando recordaba haber oído a unas mujeres decir que ellas nunca lo soportarían, que se irían de casa antes de dar el primer golpe. Ella ya se había ido de casa y como un animal había sido devuelta.

De ella no se acordaba nadie

Don't cry small princess a one prince rescue you.
And the time pass and you stand in your windows whatching the life.
The fairy tale don't exist.

14 de junio de 2009

Irene

Hoy Irene acompañaba a Nube hasta su casa. Irene era una pequeña morena con ojos grandes y oscuros. Dentro de ellos se podía ver la paz en el mundo, eran la cara buena del mundo, la que todos quieren ver y pocos han visto.

Irene cursaba un curso más que Nube, aunque las dos tenía los mismos sueños de niñas.

Se sentaron al banco del parque, que había cerca de la casa de Irene, esperando a que su madre las llamara para ir a comer. Nube que desde hacía un tiempo tenía una duda en su cabecita se lo contó a su amiga Irene.

¿Tú crees que Pedro tiene amigos de verdad? le dijo Nube.

Irene se quedó pensando mientras balanceaba sus pies con los zapatos rosa hacia delante y hacia atrás.

Siempre cuenta historias emocionantes, con gente que yo nunca he visto. El nunca dice que tiene un amigo que juega a canicas por las tardes sino un amigo que le gusta leer dentro de una bañera, o que tiene un bar y a él siempre le pide la opinión, o que tiene un perro que le habla...

Irene seguía sin decir nada. Conocía a Pedro del curso pasado y cuando entraba a clase ya quería que le contara una de sus nuevas histórias.

Pedro no dice mentirascontestó Irene Un día me llevó a su casa y me enseñó a su perro, me contó que con sus barcos de papel iba a conocer el mundo para contarme nuevas historias. Por que a mi Pedro nunca me a dicho mentiras.

Nube creyó todo lo que le dijo su amiga.

Nube quería que le enseñara a hacer naves espaciales de papel para llegar a la Luna.

6 de junio de 2009

Era una química mezclada con mis labios color rojo y mi cara todavía de niña

Me gustó su cuerpo, sus ojos su cara, su pequeña barba de tres días. Llevaba una deliciosa sonrisa en la boca. Muy dulce, pícara, sensual. Movía su cuerpo al ritmo de la música y haciendo un movimiento extraño pero divertido con las manos. Intentaba imitarle en vano mientras le decía que me era imposible, era demasiado patosa para seguirle. Él seguía sonriendo.

Su voz era como él, dejándote sin palabras con apenas un suspiro, hablaba a mi oreja como cualquier que estaba allí si quería oír algo. Pero hablaba demasiado lento, arrastrando las palabras, dejando que el aire de su boca se incrustara en mi piel y sin motivos aparentes el deseo, de saber a que sabía esa boca, recorría todo el cuerpo como una buena dosis de el pequeño vaso que acababa de tomar.

Me fui sin decirte adiós y ahora me doy cuenta que ni siquiera te pregunté tu nombre y puede que nunca más nos volvamos a ver.


Era un poco de heroína por no sentir tú cuerpo cerca, una heroína que no tenía el mismo olor, pero quizás si el mismo escalofrío.

No te pido que te acuerdes de mi nombre
pero al menos acuérdate de mi cara.

2 de junio de 2009

Fast Cars

Salió del coche rojo de ventanillas oscuras mostrando sus botas altas con un tacón enorme. En aquel golpe ya mostraba parte del poder que ella podía tener sobre los demñas. En su cintura habitaba una pequeña falda que tapaba un poco menos de lo justo. Más arriba un top intentaba intensificar un poco sus senos pequeños.

Y allí estaba la imagen más dulce y sensual del momento. No debería tener poco más de los dieciséis años, seguramente le habrá dicho a sus padres que se quedaba a dormir a casa de una amiga para estudiar el examen de biología, pero allí estaba con su poca ropa y con un amigo que para sus padres sería lo peor del mundo.

A ella le gustaba esto, le gustaba sentir los motores, entender de ellos, adorar los modernos tuneados y, sobretodo, sentir el aire a más de dos cientos kilómetros en su cara.

Él sabía que para cualquier carrera tenía que llamarla, que era su niña, su pequeña niña con más de diez años de diferencia.

Todo el mundo la conocía como su niña y en realidad a aquella chica con cara de ángel nadie podía tocar. Aquel ángel sólo tendría en cielo, aunque cualquier día podría hacerle perder con una curva mal tomada.

1 de junio de 2009

Sócrates

Sócrates era un pobre iluso


Sócrates: Si conociéramos lo "Bueno", no podríamos dejar de actuar conforme a él; la falta de virtud en nuestras acciones será identificada pues con la ignorancia, y la virtud con el saber.